jueves, 20 de agosto de 2020

Tiempos difíciles

Existen momentos adversos que podemos pasar en éste tobogán de estímulos universales llamados vida, el efecto que esto lleva en nuestra vida puede repercutir de maneras distintas, en éste año el mal ha sido generalizado a nivel mundial debido a una grave enfermedad que aqueja a todo el mundo, esa enfermedad se ha vuelto una pandemia y todos estamos infectados, la enfermedad tiene síntomas muy graves como; falta de empatía, pérdida de la fe, falta de amor, estrés en un nivel alto, exceso de rutina,
niveles bajos de perdón, y una base familiar rota.
En mi caso a veces pienso que Dios me ha abandonado sin embargo la presencia de Dios es increible aunque no lo podamos ver o mas bien darnos cuenta.
Todas las mañanas al abrir los ojos veo la puerta de mi cuarto y curiosamente veo una cruz enorme iluminada, a veces son noches sin sueño, sin descanso, con escenas perturbadoras que me hacen despetar y sentir la necesidad de un abrazo gigante y que alguien me diga Fabio! todo va a estar bien! no temas!
pero no hay nadie en mi cama, sin embargo veo esa enorme cruz, y siento como se llena mi alma, incluso puedo dirigirme hacia ella en mis pensamientos y decirle gracias por todo.
Llego al trabajo y aunque a veces no llevo ánimo, no voy descansado o no he desayunado, mis manos logran curar dolor, hacer que alguien vuelva a comer, a veces pienso cuando termino a un paciente temprano; "vaya a casa, ya puede desayunar" porque a veces ni ánimos tengo de yo desayunar.
Mi trabajo me ha dado grandes satisfacciones desde ver una sonrisa, alguien que ahora puede comer, quitar dolor, hasta mejorar completamente la vida de alguien, y aun asi me he sentido sin Dios.
Pero ahora le digo a Dios que gracias por darme esos dones, gracias por estar conmigo cada mañana, gracias por ésta pandemia que me ha pegado demasiado, gracias por los sentimientos que me mandas y me haces sentir, prometo cuidar todo lo que pongas en mi vida, con todo mi ser y sobre todo que a tu llamado estaré listo siempre.

Ya no soy Hombre de Poca Fe

Fabio Augusto Arriaga Serrano
20 de agosto de 2020
6:17 AM

lunes, 13 de abril de 2020

El navío del destino

Comienza todo el las arenas ásperas y duras, que queman al pisarlas pero tambien duelen , de pronto llega la embarcación; un buque llamado pasado donde es obligatorio subirse, y de repente la tripulación está completa, al timón el capitán se llama incertidumbre, experto en navegar sobre aguas desconocidas y peligrosas, es arriesgado pero las cosas le han salido mal.
De marinero tenemos al señor temor que vive su matrimonio con la pena y la inseguridad, es el triangulo amoroso más tóxico, zarpamos y llevamos todo abordo, coraje, rencor, miedo, alegria, tristeza y parale de contar, eso es lo necesario para sumergirse en éste mar abierto de ideas y sueños, quizá el naufragio sea algo probable pero ahi vamos...
Pasan mañanas y noches, que impactan las brisas en mi rostro, brisas de sudor y sal, brisas que huelen a ella y me indican la ruta adecuada. 
Aunque el viento es tirano y no sopla a mi favor navegamos en zig zag, y encontramos nuevos calores, nuevas aguas tan puras y cristalinas como una lagrima, pasan tardes y amaneceres y aun veo lejos la llegada, tengo la esperanza que al alcanzar el ocaso ahi estará mi destino, pero aun se ve lejano, las olas elevan la embarcacion y me sacuden y ondulan con ritmo, como el ritmo de su cuerpo, el viento nocturno me enfria la cara y siento que congela mi cabeza, se vuelve tan fria casi como su mirada, casi como sus palabras de "amor",
de pronto me surge la idea de que el fondo marino es mas probable que aquel puerto de piel y silueta.

El faro en la bahia aun no nos alumbra y ya forma sombras y me deslumbra y lo peor o mejor de todo es que quizá le demos vuelta al timón y estemos a la deriva...

 By Fabio Augusto Arriaga Serrano